J. Goikoetxea (BIKOnsulting): “A mis hijos ya no les digo ‘aprende para ser alguien mañana’, sino ‘aprende para ser feliz en la vida’”

Consciente de que si haces las cosas de manera ética, todo cambia a mejor, Javier Goikoetxea es fundador de la cooperativa de consultores BIKOnsulting, que mide el impacto social y medioambiental de las empresas y organizaciones. Según él, “un día reciente fui consciente de lo mal que lo estaba haciendo y rectifiqué”. ¿Lo acompañas en el camino?

Sobre Bikonsulting

Volvamos a los orígenes por un segundo. Un día decidís crear BIKO… ¿Por qué?

El año 2012 fue un año de inflexión para los fundadores de BIKO. Podemos decir de manera gráfica que todos a una nos caímos del caballo. A nuestras espaldas teníamos muchos años de trabajo en el “lado oscuro” a lomos del sistema imperante y, por diversas circunstancias personales (accidentes vitales), entramos en un proceso de reflexión sobre nuestro papel en el mundo. Fuimos conscientes de que la pérdida de valores y el culto al dinero eran los motivos que nos estaban llevando a un callejón sin salida. Podemos decir que fuimos conscientes de que, si seguíamos haciendo las cosas como hasta entonces, alimentábamos la debacle a la que el mundo caminaba, imbuido por un sistema fagocitador que tuvo su época y que se había convertido en servidor del lucro al precio que fuera.

Comenzamos a conocer diferentes alternativas dirigidas a hacer un mundo mejor en las que la palanca transformadora era la persona y el fin, el Bien Común, la mejora del planeta, la felicidad; y nos decidimos por estudiarlas e investigar acerca de ellas. Por un lado, conocíamos el sistema dominante, sabíamos lo que estaba mal y, por otro, descubrimos cómo poner nuestros esfuerzos en favor de las personas y el planeta. Estos ingredientes, junto a nuestros contactos en muy diferentes ámbitos organizacionales, fueron suficientes para dar base a nuestro proyecto y crear BIKO.

“Buscar el bienestar y la felicidad de todos los seres humanos”, “promover un desarrollo sostenible”, “tener presente el todos ganamos”… Son algunos de los diez objetivos de BIKO. ¿Son todos ellos innegociables?

Partimos de la base de que para nosotros no son solo objetivos, son nuestro decálogo de actuación y de alguna manera son innegociables, sí. No obstante, que digamos que son innegociables, no quiere decir que no seamos conscientes de que en el momento en el que vivimos no podemos ser inflexibles de puertas a fuera, cualquier transición necesita de cierto grado de adaptación. Lo que sí podemos decir es que internamente en BIKOnsulting lo tenemos muy interiorizado.

¿Cómo inspirar y ayudar a las empresas a perder el miedo de salir de su zona de confort y apostar por el cambio?

No es tarea fácil, es cierto. Si hacerlo de manera individual tiene su dificultad, no digamos hacerlo en una empresa u organización, de la que forman parte una pluralidad de personas y de alguna manera, con ellas sus familias.

Para nosotros es importante ponernos de ejemplo, tanto en el plano individual, como en el colectivo. Las personas de BIKOnsulting venimos precisamente de trabajar en esa “zona de confort”, que para nosotros ahora viene a ser el “lado oscuro”. Es algo muy curioso lo que nos encontramos si analizamos el significado que da la RAE a la palabra “confort”,

Del fr. confort, y este del ingl. comfort.

1. m. Bienestar o comodidad material.

Es tan sutil la línea que separa la creencia de que el bienestar da la comodidad material, que se confunde. Puedo hablar por mi y no creo que me desvíe de lo que piensan mis socios. Antes vivía en la zona de comodidad material y ahora vivo en la zona de bienestar (interior). Antes ganaba mucho dinero, ahora ganando mucho menos dinero, soy mucho más feliz. Antes estaba cómodo, pero quería un coche cada vez mejor, miraba con recelo al vecino que se había comprado un coche nuevo y mejor que el mío. Quería una casa cada vez mayor, ropa de marca, iba a hoteles caros, etc. Día a día quería más y no me daba cuenta de que nunca acababa de ser feliz. Hasta que me caí del caballo y salí de mi zona de ¿confort?

El grupo de amigos (socios) que compone BIKO de alguna manera, respira igual. Con variaciones, pero todos hemos pasado por procesos similares, es por eso que un buen día decidimos poner nuestro conocimiento al servicio de quien quiere pasar por este proceso transformador. Conocemos de donde venimos y donde estamos, por lo que acompañar a las personas y/o organizaciones en ese proceso, es nuestra mayor inspiración y satisfacción, nos hace felices.

Sois expertos en métricas de impacto positivo. ¿Por qué como empresa me interesa medir mi impacto? ¿Cuál es el primer paso para empezar a mejorarlo?

Creo que pocas personas podrán negar la máxima de que “Todo lo que se mide es susceptible de mejora”, pero… ¿qué medir?

Nosotros creemos firmemente en la teoría de los “Stakeholders” o “Grupos de interés” de Freeman. Esos grupos de interés de una organización pueden ser los proveedores, los financiadores, los clientes, los empleados, la gobernanza, los socios, la comunidad, etc. Una vez identificados estos grupos de interés, pensamos en los valores que la organización quiere respetar y normalmente proponemos valores universales como son la dignidad humana, la justicia social, la solidaridad, el respeto medioambiental, la transparencia, la participación democrática, etc.

Es el momento de pensar en indicadores de medición cruzando los grupos de interés con los valores que identifican o identificaran la organización. Cuando los vayamos creando y analizando la organización en base a ellos, iremos descubriendo en qué punto estamos y, sobre todo, qué podemos mejorar para avanzar. Esas acciones de mejora descubiertas son el tesoro de la organización, implementarlas poco a poco, en la medida de lo posible, harán que la organización vaya mejorando y, por ende, asegurando un futuro claro y un camino hacia el bienestar, felicidad, bien común, o como quiera que le llamemos.

Este sería un trabajo totalmente personalizado, pero hay medios standard creados en esa línea, que pueden hacer muy fácil el ponerse manos a la obra. El Balance del Bien Común y la Evaluación de Impacto de BCorp, son dos muy buenos ejemplo de ello.

Sobre ti, Javier Goikoetxea

Bereiker, Bodegas Irache, Creative Dream… y ahora socio-fundador de una cooperativa de consultores. Utilizando tus propias palabras, “te caíste del caballo”. Cuéntanos… ¿qué pasó y cómo ha cambiado tu vida desde entonces?

Añadiría mi última “empresa del lado oscuro”, Safety-Kleen, multinacional estadounidense, en la que trabajaba de jefe de ventas y que es donde me dio lo que yo llamo un ictus mental (que no cerebral).

Mi vida fue hasta entonces una locura convencional. Estudiar para “ser algo el día de mañana” que, en mi caso y donde yo vivía, pasaba por unirme al mundo empresarial, tener una familia (con hijos), un buen coche, una casa amplia, etc., nada del otro mundo, por ello lo de “convencional”. También hablo de “locura” porque el ritmo al que te mueves en la vida es un ritmo estresante, siempre de aquí para allí, ocupando toda la esfera del reloj y no conociendo la existencia de la palabra “conciliación”, tampoco nada fuera de lo común.

Cuando tenía 50 años y como digo trabajaba en Safety-Kleen, la presión aumentó de manera asfixiante, nunca había trabajado en una multinacional y todo lo que había escuchado hablar de ellas se quedó corto. Los domingos eran terroríficos, mis tripas me dolían como nunca me habían dolido, mi estado era irascible y me enfadaba muy fácil, lo pagaba la gente que estaba a mi lado, mi familia. Pasé, así como 6 meses hasta que me di cuenta de que mi dolor me lo producía yo mismo, mi incoherencia entre lo que yo era, pensaba y hacia (o, mejor dicho, tenía que hacer) era una enfermedad autoinmune. Tener que ir a la oficina el lunes para pedir a mis comerciales unas cifras de ventas que ni yo mismo me creía, despedir la mayoría de las veces injustamente a una o dos familias (sí, cuando despides a un trabajador, despides a toda su familia), era incoherente para mí, era como ponerme los lunes una ropa distinta a la que vestía los fines de semana.

¿Cuál fue mi antivirus? Dejar de hacer caso a lo que me pedían desde “arriba” y defender mi postura. Obviamente todo acabó saliendo de aquella la empresa.

También tengo que decir que una de las empresas en las que trabajé y que nombráis, Creative Dream, fue propiedad de Iván del Caz, uno de los socios en BIKOnsulting y que de alguna manera fue el culpable de que hoy nuestra cooperativa esté en marcha. A él también la vida le “movió la silla” y, en ese proceso de asimilación del golpe, con el hematoma todavía visible, me llamó (llevábamos años sin vernos), justo al mes de dejar mi trabajo para tomar un café y charlar de la vida. De aquel café, salió nuestra empresa.

¿Algún fracaso del que hayas aprendido mucho?

Pues han sido muchos fracasos en mi vida y de todos espero haber aprendido y crecido. Yo no les digo a mis hijos aquello que decían mis padres “aprende para ser algo el día de mañana”, les digo, “aprende para ser feliz en la vida”.

Sobre vuestra vinculación con B Corp

¿Cómo llega a BIKOnsulting el movimiento B Corp?

En los dos años que pasaron entre que Iván y yo “perdimos” nuestro trabajo y arrancamos BIKO, trabajábamos en proyectos pequeños que nos ayudaban a subsistir. Mientras investigábamos y estudiábamos mucho sobre la ética en los negocios, los valores universales que se iban olvidando por la sociedad, el individualismo al que el sistema estaba empujando a las personas, etc.

Un buen día, Iván me pasó un libro que había descubierto y que hablaba de un balance de impacto propuesto por un profesor austriaco, Christian Felber, y que era parte de una propuesta de cambio sistémico denominado “La Economía del Bien Común”, nos impactó a los dos. Descubrir que existía una forma de medir en valores a las organizaciones fue para nosotros todo un chute de esperanza. Una nueva línea de investigación se abrió para nosotros, la de las métricas de impacto positivo. En ese proceso conocimos la iniciativa Empresas B, que es como las B Corp se llaman en Sudamérica, y supimos que estaba estableciéndose en algunos países de Europa, no estando España entre ellos. Hicimos alguna consulta vía mail para saber que se tenía que hacer para ser empresa BCorp y, a los meses de aquello, supimos que Roots for Sustainability (R4S) comenzaba a trabajar en la difusión del movimiento en España. Es entonces cuando conocimos a Pablo Sánchez, actual director de B Lab Spain, y con ello fuimos conscientes de una de las maravillosas experiencias que te aporta el estar en este movimiento, la de conocer a gente “con B de Buena” que, como Pablo, son impulsoras del cambio hacia el Bien Común.

De entre las empresas B Corp que conoces, ¿cuál es la que más te inspira?

Nosotros acompañamos en su creación o transición hacia un nuevo modelo a organizaciones de todo tipo, ya sean empresas de cualquier sector, administraciones, universidades, asociaciones, etc. Debido a esa variedad de experiencias, hemos aprendido que lo que se hace en una empresa puede hacerse en una asociación, que hay experiencias en universidades que se pueden llevar a la administración, que ninguna iniciativa o proceso es exclusivo de un sector. Es por ello que toda empresa B tiene culpa en nuestra inspiración, de todas se aprende, todas nos inspiran en algo.

La comunidad B Corp… ¿mucho más que una comunidad empresarial?

Sin duda. Además de la métrica de impacto positivo que aporta, que es muy potente, la comunidad B Corp tiene “alma”. Hasta ahora las empresas se habían unido en clústeres, asociaciones de empresarios, etc. Este tipo de asociaciones dirigen su trabajo a unir empresas por sectores o de manera genérica. Esto está muy bien, pero, ¿cuál es su alma? En algunos casos un sector, en otros el conocimiento, en otros el ahorro. En el caso de las empresas de la Comunidad B Corp, son los valores lo que hace que muchas “almas” compongan un solo alma. Puedo asegurar que cuando conoces tanta gente dentro de una comunidad, a la que ves que de sus ojos sale ilusión, confianza, respeto, ves su alma. Los valores unen y esa unión es muy fuerte, es la que hace solida una comunidad.

Cogiendo el futuro por los cuernos

Nos interesa escuchar tus ideas sobre…

El futuro de las empresas que buscan algo más que el beneficio económico.

Que algo está cambiando, está claro. El sistema en el que estamos, un sistema que premia el lucro frente a la ética y los valores, es un sistema caduco. Aclaro antes de seguir, que hablar del sistema no nos exime de responsabilidad a las personas que estamos dentro, somos las personas las que lo alimentamos.

Debido a la perversión a la que este sistema nos ha llevado, el día a día va degenerando, no hay más que observar nuestro alrededor: a que punto están llegando los políticos, algunos deportes de masas, el “Black Friday” (esta entrevista se está haciendo en ese día) y, como no, la especulación financiera con un peso del 98%. Si, solamente el 2% de las transacciones económicas se hace con dinero físico, el 98% no es dinero, es papel. Diría, si no fuera algo tan serio, que el 98% del movimiento económico mundial es mentira.

Hemos llegado al punto en el que cuesta entender algo tan simple como que el dinero no puede ser un fin, que debe ser una herramienta para conseguir ese fin, lo llamemos buen vivir, felicidad o bien común. Muchas empresas solo analizan la cuenta de resultados y mientras disfrutan de sus ganancias, se les escapa el zorro con las gallinas en forma de desequilibrio social o medioambiental. El desequilibrio medioambiental a penas lo notan a corto plazo, lo nota más el planeta, pero sí el social. Es cuando llega la baja productividad, la descohesión entre las personas de la organización, la desafección interna hacia los directivos y la desafección social hacia propietarios.

Las empresas que buscan el equilibrio entre el impacto económico, el social y el medioambiental son las más sólidas y las que ahora mismo tienen más claro su futuro. No olvidemos que son las que menos están sufriendo la crisis.

El futuro de consultorías como BIKOnsulting.

¡El futuro no existe, lo inventaron los suizos para vender relojes! [se ríe].

Ahora en serio, soy muy “machadiano” y defiendo aquello de que “Hoy es siempre todavía, toda la vida es ahora”.

Cada día son más las consultorías que, como nosotros, han apostado por hacer las cosas de otra forma. Para empezar, la figura del consultor tradicional ha desaparecido, ahora somos más “acompañantes”, no implementamos, hacemos que las organizaciones implementen por ellas mismas, que aprendan mientras hacen. No queremos ser imprescindibles para una organización, tenemos muchas organizaciones que atender y más que van a ser, conscientes de este cambio de paradigma.

Si nos preguntaran: “¿Qué te gustaría que pasara de aquí a un mes, un año? ¿qué te gustaría hacer en un futuro?”, supongo que la mayoría imaginaría escenarios ideales, llenos de buen rollo y felicidad. Para mí, los que me acompañan hoy ya lo son. Indudablemente que pueden ser mejores: es por ello y en ello en lo que trabajamos. Se trata de un camino que me hace feliz, es el “ahora”.

Cierras los ojos y ves…

Si digo lo que veo cerrando mis ojos, me tacharán, como muchas veces pasa, de hippie, de “ir a pájaros y flores”, de utópico. De todas formas, como siempre digo a quien me acusa de utópico “mientras la utopía llega, disfruto como un enano del camino y eso no me lo puede discutir nadie”. ¿Veis lo mismo que yo?

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